IMÁGENES El guerrero miró hacia su derecha. El enorme puño del contrincante se estrelló en su mentón. Desde ese momento su mundo comenzó a girar y a hacerse más pequeño y simple. La oscuridad llegó y su conciencia se apagó, sencillo como el círculo de una gota cayendo en el agua calma.
El segundo hombre se dio vuelta y observó a su alrededor. El silencio del bosque contrastaba con su respiración entrecortada. Se inclinó y recogió la espada del suelo. Miró el cuerpo que yacía ante él y se acercó. Sopesó el arma y con un movimiento rápido separó la cabeza del tronco. Al principio lentamente y luego más rápido la sangre fluyó a raudales formando un charco en el suelo cubierto por las hojas de otoño.
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